CAPITULO 2.
Me quedé paralizada, el mundo se me venía abajo. Iba a ser famosa en mi instituto… ¡Por quedarme dormida en clase! Cuantas más vueltas le daba al asunto pensaba que era peor. Me quedé en estado de shock.
¿Hola? – Dijo Marta saludando con la mano.
¡¿Qué?! ¡Ah! Madre mía… ¡A quién se le ocurre quedarse dormida! –Dije súper alterada.
¡A ti, Lucía… A ti! – Dijo Marta riendo.
¡Marta! No me hace gracia, ¡Voy a ser famosa en el instituto entero!
Anda, Si es la dormilona – Dijo una voz que me resultaba bastante familiar, venía de detrás de mí-.
Me giré para ver quién era. Joder, era Sonia, ¿Qué más me podía pasar? ¿Qué viniera Antonio? Uff... Quise responder pero justo cuando iba a hablar alguien me cortó.
Pues mira tienes algún problema con que…-Iba a terminar la frase cuando alguien me interrumpió-.
Sonia, déjala en paz –Dijo Antonio-
Ay madre, Antonio, El mismísimo Antonio, ¡me estaba defendiendo! Por decirlo de alguna manera.
Está bien amorcito mío. Adiós. – Sonia le guiñó un ojo y se dio media vuelta, y continuó andando-.
Dios. ¡La odio! Gracias Antonio. –Dije con furia pero a la misma vez con una enorme sonrisa-
De nada guapísima, un placer ayudarte. Hasta luego. –Dijo Antonio, y se marchó-
Ay madre, había escucha yo bien… ¡Me había dicho guapísima! ¡Eso no me lo ha dicho nunca! ¿Y ahora que pienso yo? Miré a Marta, estaba súper emocionada.
¡Lu, Lu, Lucí, Lucía! –Dijo Marta con una enorme sonrisa.
¡Ma, Ma, Mar, Marta! –reí, estaba imitando a Marta.
Me lanzó una mirada asesina- ¡Lucí! ¡Eso es que te quiere!
¡Im-po-si-ble.! –Vocalicé bien para que me entendiera-
Tía, ¡no todos los días te dice guapísima! –Dijo convenciéndome-.
Iba a responderle, pero ya era demasiado tarde, sonó el timbre de vuelta a clase. ¡Qué rápido se me había pasado el patio! Bueno, todo tiene sentido, ¿Cuánto tiempo habré estado durmiendo? La verdad me hacía gracia que me hubiera quedado durmiendo y empecé a reírme de mí misma.
Señorita López, entre en clase. Venga vamos, vamos, hacía adentro- Dijo el profesor de matemáticas-
Entré en la clase, y fui hacía mi sitio. Genial, ahora matemáticas, miré el horario. Después Religión y por último francés. Vale, ahora sí que me moría. ¡Qué aburrimiento! Estaba por dormirme otra vez. Total, que decidí pasar de las clases y ponerme a pensar en Antonio. Sí, esos momentos en los que te quedas pensativa, imaginándote tu vida. Vi marchar al profesor de matemáticas. ¡Genial! Ya solo quedan dos horas para irme a casa… Entró la profesora de Religión.
Buenos días, chicos. Hoy no vamos a dar clase. Hoy vamos a ir en grupos de tres. Vais a hacer en esta hora un trabajo sobre Jesús y su muerte. Los grupos los tenéis que hacer vosotros. Y al final de la clase me lo entregareis. Así que rapidito. Hacer los grupos.
Rápidamente me dirigí hacía la mesa de Marta, ella y yo íbamos a ir juntas. ¡Nos faltaba una persona! Vi a Antonio que se acercaba hacía nosotras… Ay madre… ¡¿Se quería poner con nosotras?!
Hola chicas, ¿me puedo poner con vosotras? –Dijo Antonio amablemente-
Le iba a responder que por supuesto que sí. Pero no me salían las palabras. Marta me miró y como vio que no decía nada, pues decidió responder ella.
¡Claro! –Dijo con una sonrisa-
Estuvimos la hora entera hablando de nuestras cosas.
Chicos, ahora vengo, voy al baño –Dijo Marta levantándose-
Vale –Dijimos los dos a la vez-.
Antonio no paraba de mirarme… Me estaba poniendo nerviosa. Poco a poco se fue acercándome.. Estábamos a escasos centímetros de nuestros labios se juntaran. Pero justo en ese momento.
¿Hola? – Dijo Marta saludando con la mano.
¡¿Qué?! ¡Ah! Madre mía… ¡A quién se le ocurre quedarse dormida! –Dije súper alterada.
¡A ti, Lucía… A ti! – Dijo Marta riendo.
¡Marta! No me hace gracia, ¡Voy a ser famosa en el instituto entero!
Anda, Si es la dormilona – Dijo una voz que me resultaba bastante familiar, venía de detrás de mí-.
Me giré para ver quién era. Joder, era Sonia, ¿Qué más me podía pasar? ¿Qué viniera Antonio? Uff... Quise responder pero justo cuando iba a hablar alguien me cortó.
Pues mira tienes algún problema con que…-Iba a terminar la frase cuando alguien me interrumpió-.
Sonia, déjala en paz –Dijo Antonio-
Ay madre, Antonio, El mismísimo Antonio, ¡me estaba defendiendo! Por decirlo de alguna manera.
Está bien amorcito mío. Adiós. – Sonia le guiñó un ojo y se dio media vuelta, y continuó andando-.
Dios. ¡La odio! Gracias Antonio. –Dije con furia pero a la misma vez con una enorme sonrisa-
De nada guapísima, un placer ayudarte. Hasta luego. –Dijo Antonio, y se marchó-
Ay madre, había escucha yo bien… ¡Me había dicho guapísima! ¡Eso no me lo ha dicho nunca! ¿Y ahora que pienso yo? Miré a Marta, estaba súper emocionada.
¡Lu, Lu, Lucí, Lucía! –Dijo Marta con una enorme sonrisa.
¡Ma, Ma, Mar, Marta! –reí, estaba imitando a Marta.
Me lanzó una mirada asesina- ¡Lucí! ¡Eso es que te quiere!
¡Im-po-si-ble.! –Vocalicé bien para que me entendiera-
Tía, ¡no todos los días te dice guapísima! –Dijo convenciéndome-.
Iba a responderle, pero ya era demasiado tarde, sonó el timbre de vuelta a clase. ¡Qué rápido se me había pasado el patio! Bueno, todo tiene sentido, ¿Cuánto tiempo habré estado durmiendo? La verdad me hacía gracia que me hubiera quedado durmiendo y empecé a reírme de mí misma.
Señorita López, entre en clase. Venga vamos, vamos, hacía adentro- Dijo el profesor de matemáticas-
Entré en la clase, y fui hacía mi sitio. Genial, ahora matemáticas, miré el horario. Después Religión y por último francés. Vale, ahora sí que me moría. ¡Qué aburrimiento! Estaba por dormirme otra vez. Total, que decidí pasar de las clases y ponerme a pensar en Antonio. Sí, esos momentos en los que te quedas pensativa, imaginándote tu vida. Vi marchar al profesor de matemáticas. ¡Genial! Ya solo quedan dos horas para irme a casa… Entró la profesora de Religión.
Buenos días, chicos. Hoy no vamos a dar clase. Hoy vamos a ir en grupos de tres. Vais a hacer en esta hora un trabajo sobre Jesús y su muerte. Los grupos los tenéis que hacer vosotros. Y al final de la clase me lo entregareis. Así que rapidito. Hacer los grupos.
Rápidamente me dirigí hacía la mesa de Marta, ella y yo íbamos a ir juntas. ¡Nos faltaba una persona! Vi a Antonio que se acercaba hacía nosotras… Ay madre… ¡¿Se quería poner con nosotras?!
Hola chicas, ¿me puedo poner con vosotras? –Dijo Antonio amablemente-
Le iba a responder que por supuesto que sí. Pero no me salían las palabras. Marta me miró y como vio que no decía nada, pues decidió responder ella.
¡Claro! –Dijo con una sonrisa-
Estuvimos la hora entera hablando de nuestras cosas.
Chicos, ahora vengo, voy al baño –Dijo Marta levantándose-
Vale –Dijimos los dos a la vez-.
Antonio no paraba de mirarme… Me estaba poniendo nerviosa. Poco a poco se fue acercándome.. Estábamos a escasos centímetros de nuestros labios se juntaran. Pero justo en ese momento.
Ya estoy chicos, ui ¿interrumpo algo? –Dijo Marta-
No, no que va. – Sonreí-
Venga a hacer el trabajo chicas –Dijo Antonio-
Okeey –Dijimos las dos a la vez-
Nos pusimos a hacer el trabajo como locos. Pensé que no nos iba a dar tiempo. Pero sí, nos dio tiempo. Justo en ese momento.
Chicos, ir entregando ya el trabajo- Dijo la profesora-.
Ui por pocas –Dije suspirando-.
Reímos los tres a la vez. Entregamos el trabajo. Y nos fuimos cada uno a nuestro sitio. Me senté, ya sólo quedaba una hora. La verdad, estaba deseando irme ya a casa, quitarme las sandalias y tumbarme en la cama. Chatear con las amigas y todo eso. Vale ya había llegado la profesora de francés y ni me había dado cuenta. Yo ya estaba pensando en mis cosas. Pregunté la hora a mi compañero.
Son las dos en punto. Ya es la hora.–Dijo bajito-
Vale, gracias –Dije feliz-
¡Sí! ¡Al fin! ¡Ya era la hora! Sonó la musiquita esa dichosa, avisando de que las clases habían terminado. Uf, en estos momentos amaba esa música. Salí corriendo del instituto, pues no quería que la gente se riera de mí, por haberme quedado dormida en clase. Llegué a mi casa angustiada y sofocada.
¡Hija! ¿Qué te pasa?
Me quedé durmiendo en clase…-Reí- Y no quería que la gente me viera.
¿Qué, qué? Bueno ya hablaremos más tarde de eso. Tenemos que hablar.
Vale, espera un momento, ¿Sí? Voy a dejar la mochila en mi cuarto-
Subí corriendo a mi habitación, dejé la mochila, y bajé corriendo. Cuando bajé vi a mi madre sentada en el sofá. Ui, esto no me gustaba… Me temía lo peor. ¿Se iban a divorciar? ¿Me iban a llevar a un internado? ¿Se había muerto la abuela? Me empecé a preguntar un montón de cosas.
Hija, ven aquí. –Dijo dando palmadas en el sofá, para que me sentara al lado suya-
Mamá, ¿qué pasa? Me estás asustando –Dije con voz temblorosa-
- Mamá rió- No te preocupes cariño, no es nada malo. De hecho creo que te alegraras. ¿Bueno tu no querías ir a Londres?
- Mamá, ¿Nos vamos a vivir a Londres?
- No exactamente, Te vas el verano entero a Londres. ¿Qué te parece?
- ¡Me parece genial! –Dije con una enorme sonrisa-
- Me alegro. Además la madre de Marta me ha comentado que te ibas con ellas a un concierto de Justin Bieber, ¿No? Pues el concierto es en Londres.
- Sí. Lo sé. Mamá, ¿Y cuando me voy?
- El 23 mismo te vas. Nada más terminar las clases. –Dijo un poco seria-
- Vale! ^^ ¿Dónde está el peque?
- Arriba, está durmiendo, no lo despiertes –Dijo andando hacía la cocina-.
- Valee…
No le hice caso. Subí arriba y fui directa al cuarto de Carlos. (Mi hermano peque).
No, no que va. – Sonreí-
Venga a hacer el trabajo chicas –Dijo Antonio-
Okeey –Dijimos las dos a la vez-
Nos pusimos a hacer el trabajo como locos. Pensé que no nos iba a dar tiempo. Pero sí, nos dio tiempo. Justo en ese momento.
Chicos, ir entregando ya el trabajo- Dijo la profesora-.
Ui por pocas –Dije suspirando-.
Reímos los tres a la vez. Entregamos el trabajo. Y nos fuimos cada uno a nuestro sitio. Me senté, ya sólo quedaba una hora. La verdad, estaba deseando irme ya a casa, quitarme las sandalias y tumbarme en la cama. Chatear con las amigas y todo eso. Vale ya había llegado la profesora de francés y ni me había dado cuenta. Yo ya estaba pensando en mis cosas. Pregunté la hora a mi compañero.
Son las dos en punto. Ya es la hora.–Dijo bajito-
Vale, gracias –Dije feliz-
¡Sí! ¡Al fin! ¡Ya era la hora! Sonó la musiquita esa dichosa, avisando de que las clases habían terminado. Uf, en estos momentos amaba esa música. Salí corriendo del instituto, pues no quería que la gente se riera de mí, por haberme quedado dormida en clase. Llegué a mi casa angustiada y sofocada.
¡Hija! ¿Qué te pasa?
Me quedé durmiendo en clase…-Reí- Y no quería que la gente me viera.
¿Qué, qué? Bueno ya hablaremos más tarde de eso. Tenemos que hablar.
Vale, espera un momento, ¿Sí? Voy a dejar la mochila en mi cuarto-
Subí corriendo a mi habitación, dejé la mochila, y bajé corriendo. Cuando bajé vi a mi madre sentada en el sofá. Ui, esto no me gustaba… Me temía lo peor. ¿Se iban a divorciar? ¿Me iban a llevar a un internado? ¿Se había muerto la abuela? Me empecé a preguntar un montón de cosas.
Hija, ven aquí. –Dijo dando palmadas en el sofá, para que me sentara al lado suya-
Mamá, ¿qué pasa? Me estás asustando –Dije con voz temblorosa-
- Mamá rió- No te preocupes cariño, no es nada malo. De hecho creo que te alegraras. ¿Bueno tu no querías ir a Londres?
- Mamá, ¿Nos vamos a vivir a Londres?
- No exactamente, Te vas el verano entero a Londres. ¿Qué te parece?
- ¡Me parece genial! –Dije con una enorme sonrisa-
- Me alegro. Además la madre de Marta me ha comentado que te ibas con ellas a un concierto de Justin Bieber, ¿No? Pues el concierto es en Londres.
- Sí. Lo sé. Mamá, ¿Y cuando me voy?
- El 23 mismo te vas. Nada más terminar las clases. –Dijo un poco seria-
- Vale! ^^ ¿Dónde está el peque?
- Arriba, está durmiendo, no lo despiertes –Dijo andando hacía la cocina-.
- Valee…
No le hice caso. Subí arriba y fui directa al cuarto de Carlos. (Mi hermano peque).
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